En la madrugada del miércoles 27 de noviembre, una planta química y petrolera en Port Neches, Texas, explotó, donde el estruendo de los vecindarios cercanos causó daños significativos a las propiedades.
Detalles sobre el accidente
Inicialmente, la causa de la explosión era desconocida, pero podría rastrearse hasta una unidad de procesamiento que produce butadieno, un gas incoloro altamente inflamable que se usa para fabricar caucho, plásticos y otros productos químicos. Este gas también es un carcinógeno humano conocido.
Desde la explosión, ocurrieron eventos posteriores como una explosión adicional el miércoles por la tarde, un incendio en el sitio, una torre que se derrumbó el sábado siguiente y un fuerte estallido el lunes. La unidad de procesamiento inicial que explotó estaba aislada con asbesto, lo que provocó una creciente preocupación de que la explosión arrojó no solo butadieno y refinado al aire, sino que también pudo haber liberado fibras de asbesto, todo lo cual puso en riesgo a la población local.
La primera ronda de pruebas de calidad del aire descubrió que no había asbesto en el aire alrededor del sitio de la explosión, y los informes de las autoridades locales en el este de Texas informaron que, milagrosamente, nadie había muerto en esta explosión bastante grande, aunque tres personas sí sufrieron heridas leves. La réplica resultante de la explosión inicial se pudo sentir a millas de distancia, rompiendo ventanas alrededor de la 1 a.m.
Una empresa con una historia llena de violaciones ambientales
Los propietarios con Base en Houston de este sitio en particular, Texas Petroleum Chemicals (TCP Group), no son ajenos a las violaciones ambientales estatales y federales, y la Agencia de Protección Ambiental (EPA) los consideró un infractor de alta prioridad durante los últimos dos años.
Desde una inspección en agosto de 2017, la compañía no ha cumplido con las leyes federales de aire limpio. Los datos recopilados por el estado de Texas han revelado que la compañía ha violado su permiso emitido por el gobierno para la contaminación del aire cinco veces este año, y también cita que se han liberado cientos de libras de butadieno.
En los últimos cinco años, el Grupo TCP ha sido multado más de media docena de veces por la EPA y la Comisión de Calidad Ambiental de Texas por violaciones de emisiones al aire que se pudieron prevenir.
Nuevamente, en 2017, TCP se enfrentó a una censura federal que ordenó, bajo un decreto de consentimiento, que la compañía pague una multa civil por un total de hasta $ 72,187, realice actualizaciones a varios equipos y debe gastar no menos de $ 275,000 para controlar las cantidades de butadieno. Los sitios emiten.
En última instancia, estas consecuencias sumarían no más que una palmada en la muñeca para TCP, totalizando menos de $ 200,000 en multas civiles para una empresa que genera miles de millones en ingresos por año.
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Fuente: Valley Central
